LLAMADA A MEGU

Calles modernas de Kyoto
Dentro del coche, escuchando las noticias con Tess y Hiro, los tres nos hemos estremecido.
En la radio; una cosa, en el iphone otra. 


Sin pensarlo he llamado a Megu.  Ella sigue en Tokyo.
Dice que en La capital todo sigue como siempre. La ciudad esta viva. 
Va al trabajo cada día sin dormir apenas , con mascarilla y acojonada.
Dice que ya no sabe a quién creer, que somos unos exagerados "i think you people are over-reacting". 


Ella se quiere ir desde el primer día. Habíamos quedado los tres en Shinjuku para ir a Kyoto, pero ella no paraba de llamarme y decirme, Marina, dame una hora mas, que todavía el jefe no me deja irme.
Cuando habían pasado tres, me dijo, vete tu primero con Tess, ya voy yo mañana si eso. Y se quedó.
Llevo tres días llamándole e intentando convencerle de que se venga al sur. 
Hoy ya está molesta. Lo noto en su voz.


"Yo también me quiero ir, Marina, pero estoy ahora mismo en una situación laboral muy cómoda y buena para mi, y no quiero que me despidan."  Mientras oigo esto, no puedo evitarlo, rompo a llorar lagrimones en silencio, por que si me oye, empezará a intentar calmarme.


Mi postura ante la vida y el trabajo es tan diferente, que hay un muro de entendimiento entre nosotras , a pesar que las dos combinamos dos idiomas para expresar nuestros sentimientos cuando no existen las palabras que buscamos en uno de los dos. El japonés es suave y respetuoso, el inglés directo e impactante.


Hablando con ella, me doy cuenta de muchas cosas, que a la vez me averguenzan de mi misma y de mi país.  Efectivamente, si esto pasase en el otro lado del mundo, la evacuación sería general, la gente sucumbiría al pánico y probablemente habría robos, violencia, retirada de millones en efectivo del banco, aeropuertos colapsados, economía por los suelos. El país sería hundido solo por el rumor de "un posible desastre ecológico".
Es algo admirable en la forma de hacer las cosas y de la postura japonesa ante el deber y el honor.


La última vez que trabajé en Tokyo, un cliente me comentó , que seguramente en Korea o China más de un desgraciado estaría alegrándose de esta situación. Todavía abundan rencores lejanos de antiguas confrontaciones. "No se cómo os las habéis arreglado en Europa para uniros como si fuerais un sólo país, solamente de proponer ese tema en asia, sería provocar la carcajada de los tres grandes titanes de asia" (y pienso yo.... no estaría mal, reírse juntos de algo por una vez?)


¿quién es el cobarde que huye de tokyo? ¿quién es el robot que se queda a trabajar bajo amenazas de terremoto y nubes de gas tóxico? "Esos robots son los que han construido Japón tantas veces despues de los numerosos desastres que ha sufrido este precioso País.
Hay que aprender de aqui más de una lección de lo que es para cada uno la humanidad. La moral y el honor.


De momento me siento, en cierta manera afortunada por haber salido a tiempo de allí, y por lo menos poder dormir algunas horas sin que la tierra tiemble o me despierte con alarmas cerebrales, pero por el otro , como una traidora cobarde frente a los que se quedan.

Casas de la rivera

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